LA LUNA...
La Luna que me regalaste un día...
en las profundas aguas del
Mar se miró.
Llenando de luz aquella
bahía...
y llenando de Amor, mi
corazón.
La Luna que me regalaste un
día...
Testigo fiel de nuestro
Amor.
En el lecho del Mar, se
quedó dormida,
acunándola sus aguas, con
suave pasión.
La Luna que me regalaste un
día...
En el espejo del Mar... se
miró.
Y el Mar la vio ¡tan, tan
bonita!
que de ella, perdidamente se enamoró.
Y su reflejo quedó en el
agua...
prisionera... para siempre de su Amor.
Y ya nunca más volvió a su
Cielo.
Por siempre... con el Mar se
quedó.
Si vieras en la noche oscura
que la Luna... ya no está...
No la busques en el Cielo...
Búscala en las aguas del Mar.
Pues la Luna sigue enamorada...
Ya nadie la puede tocar...
Ya nadie puede atraparla...
Tan sólo es de su Amor... el
Mar.
Y el Mar... la mece en su lecho...
Sus olas... la acunan con
Amor...
Sus aguas... le dan cobijo...
y los rayos del Sol... calor.
De la hermosura de la
Luna...
el Mar, tiernamente se enamoró...
y diariamente la acuna...
con su más hermosa canción.
Y la Luna enamorada...
en sus cálidas aguas, por
siempre se durmió.
Mª Carmen
(Febrero 2005)©
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