EL PRIMER BESO

     

En el cielo la luna sonreía

brillaban apacibles las estrellas,

y pálidas tus manos como ellas

amoroso en mis manos oprimía.

El velo de tus párpados cubría

miradas que el rubor hizo más bellas,

y el viento a nuestras tímidas querellas

con su murmullo blanco respondía.

Yo contemplaba en mi delirio ardiente

tu rostro, de mi amor en el exceso;

tú reclinabas sobre mí la frente...

¡Sublime languidez! dulce embeleso,

que al unir nuestros labios de repente

prendió dos almas en la red de un beso.

(Antonio F. Grilo)