EL CIERVO, EL MANANTIAL Y EL LEÓN

Al contemplarse un ciervo en el río se sintió orgulloso de su hermosa cornamenta.

Sin embargo, se sintió muy disgustado con sus patas, que le parecían débiles y finas.

Mientras meditaba sobre sus cualidades, apareció un león que comenzó a perseguirle.

Echó a correr y se puso a salvo gracias a sus patas.

Al entrar en el bosque, sus cuernos se engancharon en las ramas y, el león, en poco tiempo de persecución, lo tuvo a su alcance.

Cuando estaba a punto de morir, el ciervo exclamó para sí mismo:

- ¡Necio de mí! No me gustaban mis patas, que pudieron salvarme, y estaba orgulloso de mis cuernos, que son los que me pierden-.

"A veces despreciamos lo que más nos ayuda".

(La Fontaine)