EL PERRO Y SU REFLEJO EN EL RÍO

A las orillas de un río llegó un perro que llevaba un hueso en la boca.

Al ver su reflejo en el agua, pensó que se trataba de otro perro.

Como el can reflejado en el arroyo llevaba en la boca un hueso más grande que el suyo, decidió quitárselo sin pensarlo dos veces.

Abrió la boca todo lo que pudo, enseñando los colmillos, y hundió su cabeza en el agua. Al hacerlo, su hueso cayó al río y fue arrastrado por la corriente.

"No codicies el bien ajeno; más bien debes contentarte con la fortuna que posees"

(Fedro)