EL QUERER

En tu boca rosa y fresa

beso, y tu sed no se apaga,

que en cada beso quisiera

beber entera tu alma.

Me he enamorado de ti,

y es enfermedad tan mala,

que ni la muerte la cura

según dicen los que aman.

Loco me tengo si escucho

el ruidillo de tu falda,

y el contacto de tu mano

que da la vida y me mata.

Yo quisiera ser el aire,

que toda entera te abraza;

yo quisiera ser la sangre

que corre por tus entrañas.

Son las líneas de tu cuerpo,

el modelo de mis ansias,

el camino de mis besos

y el imán de mis miradas.

Siento, al ceñir tu cintura

una duda que me mata,

que quisiera en un abrazo,

todo tu cuerpo y tu alma.

Estoy enfermo de ti;

de curar no hay esperanza,

que, en la sed de este amor loco,

tú eres mi sed y mi agua.

¡Maldita sea la hora

en que penetré en tu casa,

en que vi tus ojos negros

y besé tus labios de grana!

¡Maldita sea la sed

y maldita sea el agua!...

¡Maldito sea el veneno

que envenena y que no mata!

(Manuel machado)