POEMA DEL POEMA

Quizás pases con otro que  te diga al oído

esas frases que nadie como yo te dirá;

y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,

te amaré más que nunca.... ¡y jamás lo sabrás!

La desolada estrofa como si fuera un ala,

voló sobre el silencio... Y tú estabas allí.

Allí en el más oscuro rincón de aquella sala,

estabas tu escuchando mis versos para ti.

Y tú, la inaccesible mujer de ese poema

que ofrece su perfume, pero oculta su flor,

quizá supiste entonces la amargura suprema

de quien ama la vida porque muere de amor.

Y tú, que nada sabes, que acaso hoy ni recuerdes

aquellos versos tristes y amargos como el mar,

cerraste en un suspiro tus grandes ojos verdes,

los grandes ojos verdes que nunca he de olvidar.

Después, se irguió tu cuerpo como una primavera,

mujer hoy y distante como ayer...

Y vi que te alejabas, sin sospechar siquiera

que yo soy aquel hombre... ¡y tú aquella mujer!

(José Ángel Buesa)