El HALCÓN

Arriesgarse vale, la pena.

"Un rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los adiestrara".

Pasados unos meses, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente adiestrado, pero que al otro no sabía lo que le sucedía pues, por más que lo había intentado adiestrar, no se había movido de la rama desde el día de su llegada a palacio, hasta tal punto era su pasividad, que había que llevarle el alimento hasta allí, pues no bajaba de la rama ni siquiera para comer.

El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave.

Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nadie lograba hacer nada por él.

Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver cómo el pájaro continuaba siempre inmóvil, siempre en la misma rama. Esto le desconcertaba.

Publicó por fin un bando entre sus súbditos, para ver si alguno de ellos podía ayudarle y hacer volar al precioso halcón..

Entre las personas que se presentaron había un pobre hombre, un campesino, éste le dijo al maestro de cetrería, que por favor le dejara tan sólo diez minutos a solas con el halcón.

El maestro adiestrador así lo hizo.

Al despertarse el rey a la mañana siguiente miró por la ventana, y cual no fue su sorpresa al comprobar  cómo el halcón volaba ágilmente por los jardines de palacio.

Sorprendido, emocionado y contento dijo el monarca: Traedme al autor de este milagro.

Enseguida  llevaron ante él al campesino. Al cual el rey interrogó:

¿Tú hiciste volar al halcón?

¿Cómo lo hiciste?

¿Eres mago, acaso?

Entre feliz e intimidado, el pobre campesino solo explicó: No fue difícil, su Alteza: yo tan sólo corté la rama. "El pájaro se dio cuenta que tenía alas y... se lanzó a volar".

 

¿Sabes que tienes alas? ¿Sabes que puedes volar? ¿A qué estás agarrado? ¿De qué no te puedes soltar? ¿Qué está esperando tu rama para romperse? ¿Quién o qué la puede cortar? ¿Cuáles son las razones que hoy te impiden levantar vuelo?

Mucho tal vez para pensar? Nunca es demasiado. No crees?

Con cariño. Mª Carmen