LA CIUDAD ABANDONADA

En una tierra lejana, al otro lado del Océano, hay una ciudad abandonada.

La maleza ha invadido las casas, asomándose por los tejados, y se ha ido adueñando poco a poco de las calles. Sin embargo, por mucho que cueste imaginarlo, este lugar tan desangelado fue en su día la cuna de una próspera civilización.

Hace muchos, muchos años, la ciudad era un auténtico hervidero de gente.

Una tarde, un viejo sabio muy respetado y querido por las gentes del pueblo, paseaba por la calle principal con los ojos bañados en lágrimas.

Con la mirada fija en el suelo, atravesó la ciudad hasta llegar al bosque.

Los habitantes del pueblo se dieron cuenta de que algo le pasaba al sabio, pero... nadie se atrevió a preguntárselo.

la verdad es que todos empezaron a preocuparse por él y comenzaron entonces las especulaciones.

-Quizá se haya muerto alguien en otro pueblo- sugirió el alcalde.

-¿Y si es la peste?- preguntó una mujer que rompió de inmediato a llorar, sólo por pensar que se avecinaba una epidemia capaz de matarla a ella y a los suyos.

Pronto, la angustia se apoderó de los habitantes del pueblo, que se acabaron convenciendo de que se les venía encima una terrible plaga.

En pocas horas, la inquietud se convirtió en pánico y todos se apresuraron a hacer las maletas. Cargaron las mulas y los burros y abandonaron en masa el pueblo tan rápidamente como pudieron.

Apenas unas horas después, el pueblo había quedado completamente desierto.

Y se fueron para no volver.

Poco a poco los lobos se apoderaron de las calles y de las casas, y los pájaros tomaron los tejados.

Un día, el viejo sabio volvió al pueblo e intentó dar con su antigua casa.

No podía crees lo que veían sus ojos.

¿Cómo era posible que el pueblo se hubiera convertido en una auténtica selva?

Al fin y al cabo, no había pasado tanto tiempo desde aquel día en que... peló cebollas para la cena y fue al arroyo a limpiarse los ojos con agua fresca.