LA GAVIOTA

Una hermosa gaviota llegó a la capital del reino, dio vueltas a su alrededor y fue a posarse en una de las calles de la ciudad.

El suceso llegó a oídos del gobernador.

Rápidamente, acudió a darle la bienvenida y además ordenó preparar un festejo especial para la distinguida visitante.

Se pensó que lo menos que merecía la gaviota era que su llegada se celebrara en el interior de un hermoso templo.

Llegado el día, el ave fue conducida al templo.

En su honor, comenzaron a tocar los mejores músicos, pero... su música atolondraba y perturbaba al animal.

Para rendirle homenaje, se quemó incienso de la mejor calidad, pero... ese aroma penetrante mareaba al ave.

Se llevaron a cabo prolongados ritos litúrgicos, pero... como la gaviota no los entendía, se le hacían insoportables y agotadores.

Tras la ceremonia, se le hizo ingerir, a su pesar, muy variados alimentos condimentados y fuertes licores.

 Pero... además, la celebración se prolongó a lo largo de varios días y la gaviota tuvo que someterse al mismo programa en cada uno de ellos.

El animal se fue poniendo triste, muy triste, débil y melancólico.

Y antes de que finalizase el tiempo dedicado a festejarla, su corazón se detuvo para siempre.

Deberíamos ser especialmente cuidadosos y tener la suficiente sensibilidad, para saber darles a los demás, lo que de verdad ellos desean, y no lo que nosotros pensamos que desean.

¿Complicado? ¡No! No lo creas, tan sólo piensa unos minutos en esta historia. Estoy segura que lo entenderás.

Un abrazo Mª Carmen