Al amanecer, en una localidad de la India una hermosa paloma. revoloteando, se coló en un pequeño y recoleto templo.

    El sacerdote, antes de despuntar el día, había colocado en el centro del santuario una rosa como ofrenda a Dios.

    Se trataba de un templo de paredes recubiertas de espejos, de modo tal que la rosa se reflejaba innumerables veces en las paredes espejeadas.

    La paloma, tomando los reflejos de la rosa misma, voló hacia los mismos y chocó una y otra vez contra las brillantes paredes del santuario con tal ímpetu que, al final, su frágil cuerpo quedó muy mal herido y encontró la muerte.

Pero... sólo entonces la paloma, aún caliente, halló la auténtica rosa al desplomarse sobre ella.

    No seas como la paloma, persiguiendo reflejos, en lugar de apuntar a la realidad y hallar en ti mismo -la Rosa del conocimiento-.