LA LLAVE DE LA FELICIDAD

        Dios estaba solo... 

                    Sintió entonces el deseo de compañía y se dispuso a crear seres que se la brindasen. 

        Así lo hizo. Pero esas criaturas acabaron hallando la llave de la felicidad, que les permitió abrir las puertas del lugar en que moraba y confundirse con Él. 

        Dios volvió a estar solo...

        Ahora que ya había experimentado la compañía, la anhelaba con más fuerza aún. Estaba triste... Que hacer? 

        Podía crear otros seres, sin duda, pero era necesario que no volvieran a descubrir la llave de la felicidad, porque en tal caso se quedaría solo una vez más. Reflexionó largo tiempo... 

        Estaba firmemente decidido a crear al ser humano, pero se preguntaba dónde ocultarle la llave. Había que dar con un sitio inaccesible. se le ocurrieron muchos... 

        Primero, el fondo de los océanos; pero seguro que el hombre terminaría por descender hasta allí. Luego, la cueva más recóndita del Himalaya; pero en seguida se dijo a sí mismo que aquel no era lugar seguro, porque el ser humano terminaría escalando las cimas más altas. 

        Dónde ocultarla? Aunque la guardase en los confines mismos del Universo, allí llegaría el ser humano. 

        Dónde encontrar un sitio en el que éste nunca buscaría? ˇNi las aguas del mar, ni las altas montañas, ni los límites mismos de la creación!...

        Las tinieblas de la noche iban cediendo ante la luz del amanecer. Dios había pasado toda la noche en vela... pero de pronto tuvo una ocurrencia magnífica.

        Se dijo; "ˇYa lo tengo! Hay un sitio donde el hombre jamás buscaría la llave: su propio interior".

        Así, Dios creó al ser humano y en "su interior, ocultó la llave de la felicidad".