EL CAMINO HACIA LA VERDAD

El maestro escuchó serenamente al desasosegado discípulo, que le imploraba:

-Te ruego, maestro, que me desveles el secreto para acceder a la verdad. Tú con tu enorme sabiduría, debes poseer la enseñanza que me ayude a llegar a ella-.

Durante unos instantes, el maestro permaneció en silencio. Luego dijo:

-El único gran secreto reside en la observación, que es la enseñanza misma para una mente observadora y perceptiva-.

-¿Qué me sugieres entonces?- preguntó el joven.

-Observa- dijo el maestro, -todo el tiempo que consideres necesario, no importa cuánto sea, cuánto te demande tu comprensión.

Puedes simplemente llegar hasta la playa... sentarte a la orilla del mar... contemplar el Sol que se refleja en sus aguas... hasta que sientas que aquello sobre lo que te preguntabas ha encontrado su respuesta-.

El discípulo así lo hizo.

Se dirigió hacia la playa y durante días se mantuvo en extática contemplación, sentado a la orilla del mar.

El Sol se reflejaba en las aguas, unas veces serenas, otras tempestuosas. Sus ojos percibían las leves ondulaciones de los días calmos y las encrespadas olas del temporal.

Fiel al consejo de su maestro, observó con suma atención, con la mayor ecuanimidad, alerta a todo cuanto sucedía.

Poco a poco, de modo casi imperceptible, su comprensión se acrecentaba, su mente se ampliaba y él era consciente de todo aquello.

Inmensamente agradecido, el discípulo regresó finalmente junto al maestro.

-¿La observación te ha permitido comprender?-

Le preguntó el maestro al verlo llegar.

-Así es-, respondió con satisfacción el discípulo.

-Hacía ya años que practicaba los ritos, participaba en las ceremonias Sagradas, estudiaba las Escrituras, pero aun habiendo puesto en ello el mayor empeño, no lograba comprender lo que ahora es claro para mí, tan sólo con unos pocos días dedicados a la observación-.

-El Sol se aloja en nuestro interior... es nuestro ser... siempre radiante... luminoso... inalterado... Está más allá de la calma y la tempestad aparentes-.

-Has comprendido la enseñanza- afirmó complacido el maestro; -Ahora eres capaz de percibir la esencia sublime de la enseñanza que proviene del arte de la observación-.

Observando atentamente todo lo que nos rodea... Seremos mucho más amigos de nuestro propio mundo... Un Abrazo. Mª Carmen